
El ladrido excesivo es un fenómeno que habitualmente encontramos los profesionales del comportamiento canino en las evaluaciones iniciales, siendo además uno de los motivos más frecuentes por los que nos consultan (ya sea por las molestias que ocasiona a los tutores o a sus vecinos). Si crees que tu perro ladra mucho, ten en cuenta que es un síntoma clave en algunas patologías del comportamiento.
Ahora bien ¿qué consideramos ladrido excesivo? Sin duda, esta calificación entra dentro de lo subjetivo, más aún si se tiene en cuenta que la naturaleza del ladrido y la comunicación entre cánidos domésticos y humanos lleva poco tiempo siendo estudiada. ¿Sabemos por qué ladran los perros?
Los perros domésticos ladran más que otros cánidos: comunicación entre perros y humanos

Hasta la pasada década, se pensaba que los ladridos no poseían significado y apenas dependían del contexto, pero estudios posteriores han demostrado que los ladridos presentan características acústicas diferenciales que se corresponden con diferentes contextos. La hipótesis evolutiva es que el perro ha ido ampliando y variando su forma de comunicarse a través de la diferenciación en sus ladridos.
Esta adaptación está ligada a la gran variabilidad de ambientes y grupos sociales en los que se integra y del progresivo aumento de su vida social. De hecho, se han llevado a cabo estudios que confirman que las personas somos capaces de identificar con bastante precisión el contexto y el estado emocional del perro que ladra en una grabación sonora. Pero, ¿son capaces los perros de extraer información de los ladridos de otros perros?
Se sabe que tanto perros que viven en estado salvaje como razas que han sufrido poca variación evolutiva ladran mucho menos y más raramente que los perros que llevan mucho más tiempo conviviendo con seres humanos. Esto parece indicar que el ladrido cumple un papel importante en la comunicación hacia los seres humanos. Por otro lado, también se ha visto que los perros aislados suelen ladrar mucho más que los que están en contacto entre sí, de modo que el ladrido también podría estar relacionado con la llamada de reagrupación entre miembros de un grupo social.
Los perros extraen información de los ladridos de otros: comunicación entre perros
Los investigadores grabaron ladridos de cinco perros adultos en dos contextos diferentes: en respuesta a una persona desconocida que se aproximaba al jardín de su casa y en respuesta al hecho de quedarse solos en el parque atados en un árbol. En el laboratorio reproducían la grabación con el ladrido del perro asociado a la situación determinada hasta que los perros se habituaban a ellas y les prestaban menos atención, entonces variaban tanto el perro como la causa de los ladridos y medían su reacción. Los perros mostraban mayor interés en las grabaciones en respuesta tanto al cambio de identidad del perro que ladraba como al cambio de la causa del ladrido.
No obstante, de este estudio no se puede concluir nada al respecto de si los perros son capaces de identificar al perro que ladra.
Otro estudio nos ofrece más datos sobre la información que contienen los ladridos para otros perros:
Este estudio se realizó con perros que vivían en zonas sub-urbanas y se llevó a cabo en sus propias casas (por tanto es un estudio de campo y no de laboratorio como el anterior). Se realizaron grabaciones del ladrido de perros desconocidos y de perros conocidos con los que convivían en dos contextos diferentes: cuando se acercaba una persona a la valla de su casa y cuando se quedaban solos. Luego registraron y analizaron la reacción de los perros ante la reproducción de las grabaciones (con un reproductor escondido en el jardín para que parecieran reales). Los perros mostraron conductas diferentes asociadas tanto al ladrido de perros conocidos o desconocidos como al contexto de aislamiento o territorialidad: al escuchar el ladrido de un perro conocido al quedarse solo se dirigían hacia la puerta de la casa (donde suponían que estaría su compañero) o bien se quedaban cerca de la casa si se trataba de un perro desconocido. Al escuchar el ladrido de un perro desconocido ladrando por territorialidad, se dirigieron hacia la valla de su casa. Además, los perros ladraron más en respuesta al contexto territorial (ya fuera un compañero o un extraño el que ladrara) que ante el contexto de aislamiento.
Los autores concluyen que los perros obtienen información de los ladridos de otros perros: por un lado diferencian entre perro conocido/perro desconocido e infieren dónde deben dirigirse para investigar la causa y por otro lado, extraen información del ladrido de otros perros al respecto de la urgencia e importancia de la causa.

Además, sugieren que el hecho de que los perros respondan menos ante los ladridos por aislamiento podría deberse a que este tipo de ladridos tienen más significado para los seres humanos que para los perros (lo cual podría indicar que han podido diferenciarse evolutivamente para ser dirigidos hacia nosotros y no hacia sus conespecíficos). Esta idea es interesante, pero hay que tener en cuenta que es lógico que los perros respondan más ante un contexto que representa una posible amenaza que ante un mero disconfort en un compañero, por lo que se requiere más investigación al respecto para ahondar en la cuestión antes de concluir nada al respecto.
Estudios como estos son realmente útiles para entender mejor la función y las implicaciones del ladrido dentro de la comunicación canina perro-perro y perro-humano. Como decíamos al principio de la entrada, definir correctamente qué es “ladrido excesivo” y qué entra dentro de la comunicación canina normal es muy importante a la hora de evaluar la conducta de un perro y realizar un diagnóstico, puesto que una interpretación incorrecta puede suponer un fracaso en la mejora de su conducta y un empeoramiento en la calidad de vida de nuestro compañero.
Afortunadamente y gracias a la investigación científica, cada vez contamos con más conocimientos objetivos al respecto de la conducta canina. Realizando un esfuerzo por mantenernos actualizados y abiertos a las novedades, podremos afinar mucho más nuestros diagnósticos y conseguir mejores resultados a la hora de mejorar la conducta de nuestros compañeros caninos.
Referencias
(1) Maros, K., et al., Dogs can discriminate barks from different situations. Appl. Anim. Behav. Sci. (2008)
(2) Molnár C, et al., Dogs discriminate between barks: The effect of context and identity of the caller. Behavioural Processes (2009)
(3) Péter, P., et al., More than noise?—Field investigations of intraspecific acoustic communication in dogs (Canis familiaris). Appl. Anim. Behav. Sci. (2014)
Artículo relacionado: You Barkin’ At Me? (The Science Dog)
Más información: Acoustic communication (Family Dog Project)